La copia que tengo del libro...Las Aventuras de Tom Sawyer...de Mark Twain... siempre anda regada por
cualquier rincón de mi casa…es como mi libro costumbre…lo abro y al ver sus páginas
mi imaginación vuela en tiempo…distancia...aventuras.
Me lleva al sur de los Estados Unidos…uno de
mis lugares favoritos…donde, de cada árbol cuelgan las barbas de palo…como lágrimas
de alegrías… de poder vivir en un lugar tan asombroso, imaginativo y donde todo
puede y debe suceder.
Las barbas… atan a todos los
árboles… como tratando de convertirlos en uno solo…en ese árbol donde Tom
Sawyer… con sus mamelucos ripiados se sentaba a tramar sus travesuras…
Bajo el sombrero de pajas,
escondía un mundo de pillerías…que llenarían la imaginación de tantos lectores
que hemos viajado con el…sintiendo el suelo mojado bajo nuestros pies…la hierba
fresca colgar de nuestros labios…el agua mansa del rio mojarnos las narices…
para seducirnos con el fragante olor de las magnolias…recién caídas y aun
blancas.
Quien no soñó con la
Beckey…de la cual se vio enamorado… desde el primer momento que sus ojos de
niño huérfano…se tropezaron con la atracción.
El miedo de la noche
del cementerio…aquella del conjuro que le quitase las verrugas…y sin
querer ven como se roban un cadáver…recuerdo esos momentos como si aún los
viviese…con los brazos de piel de gallina…esperando para ver por primera vez en
mi vida, un cuerpo sin vida…que agonía…pasaba las paginas tan rápidamente…que
casi no las tocaba…quería bebérmelas de un solo trago…
…y el robo… termina
llevando un hombre inocente a creer que había cometido un asesinato…esa primera
vez que la vida nos hace ver que no todo es bondad…que existe un Indio Joe.
La tristeza de las
vacaciones terminadas…la partida de Beckey… que tan solo le deja… no existe
nada que pueda llenar ese vacío… y sentimos en el estómago esas muecas de
tristeza y soledad…y sin que nadie nos vea…dejamos correr unas lagrimillas de
ese tiempo que termina y que tal vez la vida no nos vuelva a traer…a repetir…es
como si al partir el verano…terminase la vida.
…y de repente el juicio
del asesinato de la noche de las verrugas…el testimonio del indio Joe…y ante el
cual Tom se llena de valentía y decide testificar lo visto en la temida noche
del cementerio…Que valentía…esa que nos hace creernos a todos… que tendremos un
momento donde brillar y contar la verdad y ser el héroe del cuento.
El huir a una isla donde
no hay adultos…donde todos creen que se han ahogado para siempre y sentir la
libertad de no tener que obedecer a nada… ni a nadie…ser libres y correr y
jugar y estar lejos del maltrato y de pronto anhelar el regreso…y esa entrada
triunfal en medio de tu propio entierro…regresar a la vida y sentir que les
hecho pasar un mal rato…y te sientes vengado y feliz de que ellos sufran lo que
tú has sufrido…
La búsqueda del tesoro…
de ese con el cual soñamos noche a noche los niños…pensando que mañana será el
día en que lo encontremos…el baúl de madera…cerrado por tantos años…con olor a
moho y telarañas…lleno de extrañas cosas que jamás hemos visto…como cuando
encontré las gafas de mi abuelo...casi 50 años después de el usarlas.
Tener a ese Huckleberry
Finn que todos anhelamos…ese de Mercer y Mancini…en Moon River…ese amigo que
hace que los días sean cortos y que las noches sean tan largas…que cuentes las
ausencias con tus pestañas.
En fin…soñar…soñar…que es
lo que hace que la vida de un niño valga.
Gracias Mark Twain…por
Town Sawyer…por las barbas de palo…por el Mississippi…las magnolias, el tesoro…el
Indio Joe…Beckey…por Huck…apoyado en mi ventana…por darle un sueño a una
niña...ese, que jamás olvidare…pues cada vez que veo tu libro…me vuela libre el
alma.
…Y PASA LA NOCHE.